Reseña: ‘El ingrediente secreto de Emoni Santiago’, la guinda de Acevedo



Título: El ingrediente secreto de Emoni Santiago
Autora: Elizabeth Acevedo
Traductora: Silvina Elena Poch
Editorial: Puck
Páginas: 384
Fecha de publicación: agosto, 2021
Sinopsis: Desde que Emoni Santiago se quedó embarazada durante el segundo año de instituto, su vida se ha reducido a tomar decisiones difíciles y hacer lo mejor posible para su hija y para su abuela. Pero el único lugar en el que puede olvidarse de todo es en la cocina: allí permite que sus manos le digan qué cocinar, sigue su intuición y agrega una pequeña pizca de magia en cada receta, lo que convierte su comida en una maravilla absoluta. Aunque siempre ha soñado con trabajar en una cocina después de su graduación, Emoni sabe que no vale la pena perseguir lo inalcanzable. Y aunque ha creado muchas reglas para su vida —y para la de los demás, aunque se niegue a seguirlas—, una vez que empieza a cocinar, la única opción es dejar fluir su talento.

Hay libros que te abrazan tan fuerte que puedes sentirlos en lo más profundo de tu piel, y este es sin duda uno de ellos. Después de la encantadora sorpresa que supuso el descubrimiento de Elizabeth Acevedo con Poet X, sabía que tenía que seguir leyendo todo lo que sacara la autora. Y El ingrediente secreto de Emoni Santiago ha sido una oportunidad excelente para volver a disfrutar de ese arte tan exquisito, preciso y elegante que caracteriza a Acevedo. Vaya maravilla.

La novela nos presenta, tal y como nos deja entrever el título, a la adolescente afrolatina Emoni Santiago. Esta goza de un don que sale a relucir cuando hace lo que más le gusta: cocinar. Mientras ella se ve a sí misma haciendo malabares con la comida como si de un genio se tratase, el resto la ve como una verdadera maga mostrando su más reciente truco; y es que, cada vez que la joven pone un pie en la cocina, de allí solo salen auténticas virguerías. Sin embargo, Emoni ha tenido un bebé hace apenas dos años, y con una madre que nunca llegó a conocer y un padre que solo sirve de adorno en la vida de su hija, ahora ella solo piensa en cómo ser la mejor madre que esa niña —y también la propia Emoni— puede tener. 

El mundo es un tocadiscos que nunca deja de girar; y, como seres humanos, lo único que podemos hacer es elegir las pistas que queremos saltarnos y las que nos inspiran a salir a bailar.

La historia que Acevedo nos narra en esta obra es una historia tierna e incluso honesta. No trata sobre una muchacha que ha de renunciar a sus sueños para ofrecerle la mejor vida a su bebé, sino de una muchacha que lucha para no renunciar a sus sueños y, aun así, seguir ofreciéndole la mejor vida a su bebé. Porque si perseguir tus objetivos puede ser difícil en circunstancias normales, cuando eres racializada, te encuentras en el último curso de secundaria y acabas de convertirte en madre lo es todavía más. Pero lo que me cautivó desde el primer momento es que Emoni, pese a esa adversidad, pese a que desearía que muchas cosas fueran diferentes, ama la vida que tiene. Y, gracias a ello, nos engancha a esa vida, haciéndola también nuestra desde el principio. Aquí no es necesario ningún tipo de giro argumentativo para mantener la novela interesante, ni siquiera necesitamos una trama salida de otro mundo para querer pasar y pasar las páginas. Con Emoni Santiago es suficiente. Y en esa suficiencia reside la grandeza de este libro.

A diferencia de Poet X, que se encontraba escrito en verso, este supone el primer vistazo a lo que la autora es capaz de hacer en prosa. Y, si bien es cierto que no estamos ante una obra tan impactante e impresionante como la primera, la pluma de Acevedo vuelve a demostrar que está a otro nivel, haciendo la traductora Silvina Elena Poch un trabajo excelentísimo para corroborarlo. Se nota que cada palabra plasmada sobre el papel ha salido de lo más hondo del corazón de Acevedo, y eso hace que El ingrediente secreto de Emoni Santiago brille de una forma especial. 

Una de las primeras cosas que le preguntas a alguien es dónde vive. El lugar del que provenimos deja su huella en nosotros. Y si sabes leer las señales de un lugar, sabes un poco más de una persona.

No obstante, si algo hemos de destacar de la novela por encima de todo lo demás, eso es sin duda el homenaje que la autora brinda a la cultura, al amar nuestras raíces, al amar los lugares que nos vieron crecer. Al amarnos a nosotros mismos. El libro nos enseña, a través de la comida y la familia, a valorar aquello que nos representa, define e incluso identifica. Uno de mis pasajes favoritos llega cuando Emoni viaja en el autobús con el bebé en brazos y la sonrisa de una señora desaparece cuando esta le confiesa que es su hija. La protagonista sabe que la reacción de la señora hubiera sido distinta si el tono de su tez también lo hubiese sido, pero se empodera de esa diferencia y la transforma en alguien más fuerte. Un mensaje importantísimo que aprovecha para enviar Acevedo y en el que se centra la mayor parte de la crítica que hace la obra.

En definitiva, Elizabeth Acevedo logra estar a la altura de su trabajo anterior y cumple las expectativas, que no era tarea fácil. De hecho, lo hace con creces. El ingrediente secreto de Emoni Santiago es un regalo para quienes aman las buenas historias; eso sí, para quienes las aman con un poquito de canela.


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